Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

Todo tiene su Tiempo!!

 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado. 

Eclesiastés 3:1-2


Eclesiastés 3  nos dice que todo tiene su tiempo y representa un hermoso canto a la naturaleza cambiante del ser humano y su existencia. Como vivir con madurez, al reconocer y saber que cada situación que debamos vivir «bajo el cielo» ocurrirá eventualmente y en la voluntad de Dios, dejándonos una lección final: Si todo lo que debe ocurrir, pasará, porque afanarse.

No todos vivimos en la misma temporada al mismo tiempo. Habrá veces cuando alguien más está disfrutando de la cosecha mientras tu todavía estás en la temporada de siembra. En aquellos tiempos, recuerda que ellos tuvieron que pasar a través de una temporada de plantación tal como la que tú estás pasando.

Entre la siembra y la cosecha viene un tiempo de espera. Las raíces crecen cavando a través del suelo. Toma tiempo para que esto suceda, y se lleva a cabo debajo de la tierra. Por encima del suelo, no puedes decir que algo está sucediendo.

Después de plantar semillas de obediencia, sentimos que nada está sucediendo, pero todo tipo de cosas están sucediendo por dentro donde no podemos ver. Y como la semilla que finalmente florece del suelo con un hermoso brote verde, nuestras semillas de obediencia finalmente se romperán hacia una hermosa cosecha de lo que Dios ha planeado para nuestras vidas.

Dígale a Dios:

Señor, sé que la siembra es necesaria para la cosecha, así que esperaré con expectativa, incluso cuando parezca que no pasa nada, confiaré en ti, sabiendo que me llevarás a mi cosecha en el momento justo.

En el nombre de Jesús. Amén


PCG

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