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El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes — Deut. 31:8 NVI
La promesa de este versículo fue dada a Josué, cuando recibió la responsabilidad de guiar al pueblo de Dios hasta la tierra prometida.
La tarea que se le asignó no era nada fácil. Para llegar al destino prometido tenían que cruzar naciones enemigas, tierras de gigantes y guerreros que estaban preparados para atacarlos.
Pero eso no era todo. Josué tenía que lidiar con su propio pueblo. Acababan de cruzar el desierto, la gente estaba fatigada, muchos tenían miedo, otros eran rebeldes y murmuraban continuamente en contra de los líderes puestos por Dios.
Sin embargo, Josué creyó la promesa de Dios, de que él estaría al frente y nunca lo dejaría solo. Y después de un camino arduo, lleno de pruebas y dificultades, cumplió su misión. El pueblo llegó a Canaán.
Haz tuya esta promesa. No importa si el panorama en tu vida no se ve alentador. Tal vez tus enemigos parecen gigantes invencibles, las enfermedades, los problemas económicos, etc. A lo mejor las personas más cercanas no te dan el apoyo que tú esperas. O quizás la lucha es contigo mismo, con tus adicciones, tus debilidades, tus miedos o pecados.
No olvides que Dios estará ahí, al frente. Nunca te abandonará, siempre que le permitas guiar tu vida y mantengas la fe en sus promesas. Cree y espera en el Señor, la tierra prometida está cerca, pero el camino no es fácil.
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DIOS TE GUARDE!!
Fuente: huellas divinas
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