Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

Sed, pues, imitadores de Dios

Sed, pues, imitadores de Dios

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efesios 5:1-2)

En la vida cotidiana vemos como hijos imitan a su padre o madre, lo imitan a tal grado que lo hacen en la forma de caminar, de hablar, hasta en lo mismas preferencias.  Se sienten orgullosos de ser como ellos, en otras palabras decidieron ser como ellos.

El señor nos manda a que lo imitemos, pensando como El, sintiendo como  El,  ser como es El, su palabra nos dice acerca de El, de  su Misericordia que es nueva cada día, su Amor que es inagotable.  El Señor Jesucristo es un ejemplo siendo igual que su Padre Dios Todo Poderoso, lo demostró cuando estaba en la tierra,  con su Amor, Misericordia, y su Compasión, a tal grado que Dios lo vio como Ofrenda y Sacrificio con Olor Fragante, el como hombre imito a su Padre, a tal grado que dijo que el que lo  ha visto a El ha visto al Padre.

Entonces lo único que nos detiene en imitarlo somos nosotros mismos, así como los hijos naturales dispusieron ser como sus padres, así debemos ser nosotros con nuestro Padre Celestial, tenemos su Espíritu morando en nosotros que nos ayuda a ser como El, debemos de permitirle al Espíritu Santo que nos ayude, para que así seamos como hijos amados del Padre. 

Que espera!!!



SumergidosenlapalabradeDios

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