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Preocuparse no quita los problemas de mañana, solo quita la paz de hoy

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Te pasas la vida pensando en lo que puede salir mal mañana, en escenarios que todavía no existen, en cargas que aún no te corresponden. Y mientras tu mente corre hacia el futuro, tu corazón se queda sin paz hoy.  Jesús nunca te pidió que vivieras adelantado al dolor, te invitó a confiar, a descansar, a vivir un día a la vez, cuando dijo no se afanen por el mañana porque el día de mañana traerá su propio afán, basta a cada día su propio mal Mateo 6:34. La preocupación no te protege, solo te roba la calma, la fe y la fuerza para enfrentar lo que sí está pasando ahora.  Hoy puedes elegir soltar, respirar y creer que Dios ya está en ese mañana que tanto temes. Cuando confías, no es que los problemas desaparecen, es que ya no caminas solo cargándolos.

El Espejo en donde te ves como Dios te ve

El Espejo en donde te ves como Dios te ve


¿Por qué nos miramos tanto en el espejo? Según estudios la mayoría de la veces, es para aseguramos de vernos bien sobretodo cuando vamos a reunirnos con otras personas, tenemos una cita o simplemente vamos de salida a algún lugar. Si algo se ve mal, queremos percatarnos de ello para arreglarlo. ¿No tiene sentido mirarse al espejo si no queremos acomodar algo?

(Santiago 1:22-24) nos afirma: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era”.
La mejor alternativa es mirar pausadamente y actuar conforme a lo que vemos. Posteriormente santiago declara: «Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace» (1:25).
De nada nos sirve oír la palabra de Dios si no hacemos nada, nos engañamos a nosotros mismos.  En cambio cuando nos examinamos, cuando meditamos en su palabra que nos revela la verdad y obedecemos sus instrucciones, reconociendo que debemos morir a las apariencias y llevar una vida real caminando con el Señor, Jesús nos libera de todo lo que nos impide parecernos cada día más a Él.
¡Ya no más espejito, espejito!
La Biblia es el verdadero espejo que nos permite vernos como Dios nos ve.

Fuente:bibliatodo

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