Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

La predestinación del misionero


La Predestinación del Misionero

"Ahora, pues, Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo", Isa_49:5 

Lo primero que sucede después de comprender que hemos sido elegidos por Dios en Cristo Jesús es la destrucción de nuestros prejuicios, ideas intolerantes y patriotismos. De manera exclusiva nos volvemos siervos de los propósitos personales de Dios. Toda la raza humana fue creada para glorificarlo y gozarse en Él para siempre. El pecado la desvió hacia otro camino, pero no ha alterado en lo más mínimo la intención original del Señor. 



Y cuando nacemos de nuevo, comprendemos su gran propósito para la humanidad: que Dios nos creó para sí mismo. Darnos cuenta de que hemos sido elegidos por Él es el descubrimiento más gozoso de la tierra y debemos aprender a descansar en este maravilloso propósito creador de Dios. Lo primero que Él hará es "empujar" los intereses de la humanidad entera a través del canal de nuestro corazón. Y así entra en nosotros el amor de Dios, su misma naturaleza, la cual se concentra en Jua_3:16, "de tal manera amó Dios al mundo..." 


Debemos siempre mantener abierta nuestra alma al propósito creador de Dios y nunca confundirlo con nuestras propias intenciones. Si lo hacemos, por mucho que nos duela Él las trastornará. Dios crea un misionero para que sea su siervo, alguien en quien Él se glorifica. Una vez nos demos cuenta de que mediante la salvación en Jesucristo somos hechos perfectamente aptos para su propósito, comprenderemos por que Jesucristo es tan exigente e inflexible en sus demandas. Él exige de sus siervos absoluta rectitud, porque ha puesto dentro de ellos la misma naturaleza de Dios. 


Ten cuidado de no olvidar el propósito divino para tu vida. 

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