Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

El Señor y Maestro del misionero


El Señor y Maestro del Misionero

"Vosotros me llamáis Maestro y Señor y decís bien, porque o soy... De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor", Jua_13:13, Jua_13:16

Tener un señor y un maestro no es lo mismo que ser dominado y enseñado. Tener un señor y un maestro significa que hay alguien que me conoce mejor que yo mismo, que es más íntimo que un amigo. Alguien que entiende las más remotas profundidades de mi corazón y puede satisfacerlas completamente. Alguien que me ha dado la seguridad de que ha encontrado y resuelto todas las dudas, incertidumbres y problemas de mi mente. Esto es tener un maestro, nada menos: "Uno es vuestro Maestro, el Cristo", Mat_23:8. 


El Señor nunca me obliga a obedecerlo, ni toma medidas para forzarme a hacer su voluntad. En ciertas oportunidades quisiera que Dios me dominara y obligara a hacer lo que Él quiere, pero no lo hace; y, en otras, que me dejara tranquilo, pero tampoco lo hace. 

"Vosotros me llamáis Maestro y Señor", pero ¿realmente lo es? Las palabras, "Maestro y Señor" tienen poca cabida en nuestro vocabulario. Preferimos los términos Salvador, Santificación y Sanador. Amor es la única palabra que verdaderamente describe la experiencia de ser dominado, pero, sabemos muy poco del amor tal y como Dios lo revela en su Palabra. Esto es evidente por la manera como empleamos la palabra obedecer.

En la Biblia la obediencia se fundamenta en una relación de igualdad, como la de un hijo con su padre, por ejemplo. Nuestro Señor no fue simplemente el siervo de Dios, sino su Hijo. "Y aunque era Hijo aprendió lo que es la obediencia", Heb_5:8. Ser conscientes de que nos están dominando, es una prueba de que no tenemos ningún maestro y señor. Si esa es nuestra actitud hacia Jesús, estamos muy lejos de la relación que Él desea con nosotros. Él nos quiere en una relación en la que fácilmente sea nuestro Maestro y Señor, sin que nos demos cuenta; una relación en la que todo lo que sabemos es que somos suyos para obedecerlo. 

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