Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

Devocional Diario//18 de Septiembre-La tentación de Jesús y la nuestra



Septiembre 18
La tentación de Jesús y la nuestra

"No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado", Heb_4:15

Mientras no hayamos nacido de nuevo, la única clase de tentación que entendemos es la que se menciona en Stg_1:14 : "Cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido". Pero, por la regeneración se nos levanta a un reino diferente en el cual enfrentamos otras tentaciones, esto es, las que encaró nuestro Señor. Las tentaciones de Jesús no nos atraen mientras somos inconversos, porque no están de acuerdo con nuestra naturaleza humana. Sus tentaciones y las nuestras se mueven en esferas diferentes, hasta cuando nacemos de nuevo y llegamos a ser sus hermanos. 


Las tentaciones de nuestro Señor no son las de un hombre, sino las de Dios como hombre. Mediante la regeneración el Hijo de Dios se forma en nosotros y en nuestra vida física Él tiene el mismo entorno que tuvo en la tierra. Satanás no nos tienta simplemente para que hagamos cosas malas; lo hace para que perdamos eso que Dios nos ha infundido por medio de la regeneración, es decir, la posibilidad de ser de valor para Él. Satanás se presenta en el sentido de tentarnos a pecar, sino en el de cambiar nuestro punto de vista y el único que puede identificar esto como una de sus tentaciones es el Espíritu de Dios.

La tentación implica que un poder ajeno a nosotros pone a prueba lo que poseemos en nuestra personalidad, lo cual hace comprensible la tentación de nuestro Señor. Después de su bautismo Él aceptó la misión de quitar el pecado del mundo (Jua_1:29) y, de inmediato, el Espíritu de Dios lo puso en la máquina probadora del diablo. Pero Él no se dio por vencido y pasó por la tentación sin pecado, reteniendo completamente intactas las posesiones de su naturaleza espiritual. 

Fuente: enposdelosupremo

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