Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

Devocional Diario// Julio 30 La disciplina de la desilusión


 Julio 30
La disciplina de la desilusión
"Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos... pues él sabía lo que hay en el hombre", Jua_2:24-25


La desilusión implica que en mi vida ya no hay más conceptos erróneos, impresiones y juicios falsos. Pero, aunque ya no seamos engañados, nuestra experiencia con la desilusión puede volvernos cínicos y demasiado severos en nuestros juicios acerca de los demás.


La desilusión que viene de Dios nos lleva al punto donde vemos a la gente como realmente es y, sin embargo, no hay cinismo ni pronunciamos palabras hirientes o amargas. Muchas de las circunstancias de la vida que causan las más grandes heridas, aflicciones y dolor se deben a que tenemos ilusiones. No somos leales unos a otros en cuanto a los hechos, viéndonos como realmente somos, sino que somos leales solamente con las ideas que tenemos los unos de los otros. Según nuestra manera de pensar, todo es encantador y bueno, o perverso, malévolo y cobarde. 

Negarnos a ser desilusionados es la causa de gran parte del sufrimiento de la vida. Y ocurre así: Si amamos a alguien, pero no a Dios, le exigimos a esa persona perfección y rectitud totales y cuando no encontramos estas virtudes nos volvemos crueles y vengativos. Estamos demandando de un ser humano lo que él o ella no pueden dar. Sólo hay un ser que puede satisfacer completamente las inmensas profundidades del adolorido corazón humano: el Señor Jesucristo. 

Según vemos, nuestro Señor es muy severo en cuanto a toda relación humana y esto si debe a que Él sabe que toda relación que no se base en la fidelidad a Él terminará en desastre. Nuestro Señor no se fió de nadie ni puso su confianza en la gente, pero nunca fue receloso ni amargado. La confianza de nuestro Señor en Dios y en lo que su gracia podía hacer por cualquier persona, era tan perfecta que nunca se impacientó ni perdió la esperanza por nadie. Si nuestra confianza está puesta en los seres humanos terminaremos perdiendo la esperanza en todos. 

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