Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

Tiempo Devocional/Conociéndonos en el fuego de la aflicción

Junio 25

Conociéndonos en el fuego de la aflicción

"¿Y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre", Jua_12:27-28 

Mi actitud como creyente frente a la aflicción y la dificultad no debe ser la de pedir que yo me libre de ellas, sino que Dios me proteja de modo que pueda perseverar en aquello para lo cual Él me creó, a pesar del fuego del sufrimiento. En ese fuego nuestro Señor pudo conocerse a sí mismo, aceptar su posición y comprender su propósito. Él fue salvado no de esa hora, sino en medio de ella. 


Afirmamos que no debería existir la aflicción; pero como existe, debemos aceptarla y aprender a conocernos a través de su fuego. Somos necios si tratamos de evitarla o rehusamos tenerla en cuenta. Como las penas son una de las realidades más grandes de la vida, es inútil alegar que no deberían existir. Ya que el pecado, la aflicción y el sufrimiento existen, no nos corresponde a nosotros decir que Dios se ha equivocado al permitirlos. La aflicción quema una gran cantidad de superficialidad en una persona, pero no siempre la hace mejor. El sufrimiento me edifica o me destruye. No puedes conocerte en el éxito, porque el orgullo te hace perder la cabeza; tampoco en la monotonía de tu vida diaria, porque esta hace que te quejes. 

La única forma de conocerte es durante el fuego de la aflicción. Por qué debe ser así es otro asunto. Se trata de un hecho que es verdad tanto en las Escrituras como en la experiencia humana. Siempre puedes reconocer a quien ha pasado por ese fuego y se ha conocido a sí mismo, porque sabes que puedes acudir a él en tus dificultades y te dedicará el tiempo necesario. Pero si una persona no ha pasado por el fuego de la aflicción, tiende a ser despectiva, no te respeta ni tiene tiempo para ti y solamente te da la espalda. Si te conoces a ti mismo durante el fuego de la aflicción, Dios te convertirá en alimento para otros. 

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