Dios no solo abre caminos, también te enseña a caminar sobre las aguas!!

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A veces le pedimos a Dios que quite los problemas, que nos abra un camino donde no lo hay, que nos rescate de lo que duele. Pero hay momentos en los que Él no lo hace así… porque quiere enseñarnos algo más grande, a mantenernos firmes aun cuando todo parece hundirse. Caminar sobre las aguas no significa no tener miedo, significa confiar en medio del miedo. Es cuando las olas son altas y el viento es fuerte, pero aún así decides creer. Dios no siempre calma la tormenta de inmediato, muchas veces quiere mostrarte que, con fe, puedes atravesarla sin hundirte. Quizás no se trata de que se abran nuevas puertas, sino de aprender a caminar con fe sobre aquello que antes te hacía temblar. Porque mientras confíes, no habrá agua profunda que te hunda, ni viento fuerte que te derribe. ¿Y si esta vez Dios no quiere abrirte un camino, sino enseñarte a caminar sobre lo imposible?

TIEMPO DEVOCIONAL





JUNIO 8

"Examen de Honestidad"



Qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Miqueas 6:8.
Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Romanos 12:17.
En el colegio se hacían muchas trampas. Un día nuestro profesor de matemáticas, antes de distribuir los cuestionarios, nos dijo: Hoy quiero hacerles dos exámenes: uno de geometría y otro de honestidad. Espero que aprueben ambos. Si uno les sale mal, que sea más bien el de geometría. En la carrera de la vida tendrán más oportunidades de aplicar los principios de honestidad que de utilizar los teoremas.
De muchas maneras y de un momento a otro, debemos pasar un examen de honestidad. Por ejemplo, ¿qué hacemos en el supermercado cuando la cajera se equivoca y nos devuelve más de la cuenta? ¿Acaso pensamos: «Después de todo es su error, no el nuestro»? Y cuando completamos la declaración de la renta, ¿omitimos algún ingreso? Quizás pensamos: nadie lo va a verificar…

Mi profesor tenía razón. El comportamiento moral de una persona es mucho más importante que el nivel de sus conocimientos o de sus ganancias. Primero es necesario que seamos sinceros ante Dios. A él es imposible hacerle trampa, porque “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Aceptemos hacer nuestras cuentas con él. Es la condición para que, gracias a la obra de Jesús, Dios perdone la suma de nuestra deuda para con él. Procuremos “hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres” (2 Corintios 8:21).
Fuente: Devocionales cristianos

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